9. Paz y Guerra. Parte 1.

9. Paz y Guerra. Parte 1.

La Segunda Guerra Mundial, el mayor desastre en la historia de la humanidad, se libró en tres continentes y en las aguas de cuatro océanos. Era la primera vez que se empleaban armas nucleares. En seis años, las hostilidades involucraron al 80% de la población en 62 países. Las pérdidas humanas ascendieron a 60-65 millones de personas, de las cuales 27 millones murieron en el frente.

… Bronceados después del descanso veraniego, el primer día de otoño de 1939, los españoles de Leningrado acudieron a la escuela junto a sus compañeros soviéticos.

Pero ese trágico día, 1 de septiembre, hizo estallar el calendario europeo: dio comienzo a la guerra, que pronto se convertiría en la Segunda Guerra Mundial. El sentimiento de bienestar nos engañó, la vida comenzó a desmoronarse y entró en colapso.

Carmen de los Llanos:

Al recordar los eventos de 1939-1940, me sorprende que a la mente me viene la palabra “extraño”: eventos extraños, una extraña reacción a los sucesos por parte de las personas que te rodean. Esto se podría explicar por el hecho de que nadie nos hablaba sobre el verdadero estado de cosas en el país y en el mundo. Los educadores y maestros soviéticos evitaban el tema de la política internacional. En las sesiones oficiales donde se informaba sobre la situación política, se repetía la línea oficial, y era imposible entender nada de los periódicos.

Por ejemplo, los fascistas continuaron llamándose fascistas hasta el 23 de agosto de 1939, y luego, cuando la URSS y Alemania firmaron un pacto de no agresión, la prensa dejó de hablar mal de Hitler y comenzó a explicarnos el significado del acuerdo con él. Pero ese significado se esfumó: el fascismo nos quitó nuestra patria. Un día alguien vino con una noticia: la felicitación de Hitler a Stalin por su 60 cumpleaños, publicada por el periódico PRAVDA. Y la respuesta de Stalin a la felicitación. Eso era algo que no cabía en mi cabeza.

… Cuando Alemania atacó a Polonia y comenzó la guerra mundial, para los españoles el enemigo siguió siendo el mismo monstruo que nos había bombardeado durante casi tres años. Buena parte de los familiares de los niños de nuestra casa en Leningrado pasaban hambre, enfermedades y humillaciones en los campos de refugiados para republicanos en Francia. Cuando los franceses entraron en guerra, ¡los apoyábamos de todo corazón! Sabíamos que nuestros compatriotas de los campos serían los primeros en unirse a las filas de la Resistencia. ¡Sabían luchar! Para todos los exiliados que estábamos dispersos por el mundo, la victoria sobre Hitler supondría el regreso a España.

No podíamos aceptar la paz con los nazis de Hitler ni con los fascistas de Mussolini.

Al oeste de Ucrania y Bielorrusia, el Ejército Rojo entró en territorio de Polonia para evitar, según las explicaciones, su ocupación por parte del ejército alemán (ya no se llamaba nazi). Nos dijeron: Besarabia ha sido liberada del yugo de los capitalistas rumanos, y a Lituania, Letonia y Estonia les permitieron unirse a la URSS en respuesta a sus solicitudes; el Ejército Rojo entró también allí para garantizar la seguridad de las repúblicas bálticas.

Hablamos mucho sobre la futura guerra, que en realidad ya estaba a la vuelta de la esquina. Tres meses después del comienzo del conflicto mundial, durante el feroz invierno del 1939-40 (¡las heladas alcanzaron los 43 grados bajo cero!), las tropas soviéticas entraron en Finlandia; nos dijeron que, para proteger Leningrado, situado peligrosamente a 32 kilómetros de la frontera. No nos dijeron que, como resultado de la agresión, la URSS fue expulsada de la Liga de las Naciones; nos enteramos de esto por la transmisión de la BBC. Nuestro maestro tenía una radio, escuchaba las noticias en español. Y nos las contaba.

La guerra con Finlandia tuvo poco efecto en nuestra vida diaria, con la excepción de los simulacros de ataques aéreos. Y por el hecho de que para el almuerzo nos daban tostadas en vez de pastelitos. Es cierto que -dijeron- la población vació las tiendas de comestibles. Pero a nosotros nos alimentaban, y muy bien, en la cantina de la casa de niños…

En marzo de 1940, se firmó un tratado de paz en Moscú. La radio habló de un gran número de soldados muertos en ambos bandos y bajas entre la población civil.

 

Alexander Sivítsky, ingeniero. Togliatti, Rusia:

– Una vez, mi esposa y yo hicimos una excursión desde San Petersburgo a Vyborg, a lo largo del canal Saimaa, y hasta la ciudad fronteriza de Lappeenranta [en Finlandia]. Nos dijeron: miren al centro, cerca del cementerio conmemorativo, fue erigido un monumento en el verano de 2012. “El niño que llora” es una composición escultórica en memoria de los niños huérfanos a consecuencia de las guerras: la soviética-finlandesa y la Segunda Guerra Mundial.

Oficialmente, el monumento se llama “La guerra de los huérfanos”: un niño de 7 a 10 años llora desconsolado. Frente a él hay una estatua de piedra, que simboliza su casa destruida. El autor del monumento es el escultor local Juhani Honkanen.

En 1945 había unos 50.000 niños huérfanos en Finlandia.

En la URSS, después de la guerra, el número total de huérfanos era aproximadamente 3 millones de niños. La cifra no incluía a todos los que necesitaban asistencia estatal. No incluía a los niños dejados en instituciones por madres solteras o padres con muchos hijos, huérfanos que mantenían lazos con algunos familiares u otras categorías. [1]

 

Carmen de los Llanos:

… Ahora que papá vivía en Moscú, mis hermanos y yo esperábamos que nos llevara a vivir con él. Resultó que esto quedaba fuera de discusión: lo insthabían instalado en un hotel, en una habitación pequeña; le operaron dos veces la pierna herida y, además, papá intentaba ser destinado al frente europeo. De cualquier forma. Quería luchar.

Y mi madre todavía vivía y trabajaba en Argentina; la guerra en Europa situaba la esperanza de una reunión familiar en una lejanía brumosa.

 

María de los Llanos:

Para escribir esta historia, me ayudaron las conversaciones y memorias de la propia Carmen, las de otros alumnos de la casa de niños españoles de Leningrado y los documentos del archivo familiar. Muchos de esos “niños de la guerra” publicaron libros sobre su vida en la URSS, como “Memorias imborrables” de Adolfo Cabal del Cueto. Adolfo vivió y estudió en el mismo internado de Carmen, con mi futuro padre y mi tío. El libro de Vladimir Grigoryevich Daev, periodista de San Petersburgo, “Invitados españoles en la patria de Sadkó” está repleto de una información inestimable.

Lo conseguí en fotocopias encuadernadas; no pude encontrarlo a la venta, el libro se había convertido en una rareza bibliográfica. ¡En el proceso de búsqueda, averigüé que había copias del libro en el Centro “Andrei Sakharov” de Moscú y en la Biblioteca del Congreso de EE. UU.!

¿Por qué estoy hablando ahora de mis fuentes de información? Porque ha llegado el momento de presentar al lector a los nuevos héroes de esta historia.

De algunos, Carmen hablaba con todo lujo de detalles, de otros me lo contaron mi padre y el tío Carlos, y sus compañeros de la casa-internado en Leningrado.

Pero fueron los datos de Adolfo Cabal y Vladimir Daev los que me permitieron esclarecer el papel de cada uno de los maestros, educadores y gente conocida en este drama, o “saga”, como llamó Carmen a los cuatro años de 1938-1942 de su vida en Rusia.

El curso pacífico de la vida de Leningrado pronto habría de ser interrumpido; se desencadenaría una serie de evacuaciones urgentes, se revelaría el verdadero valor de la participación de cada persona en el destino y salvación de los españoles.

Informaré sobre estas personas de acuerdo con el orden de su “aparición en escena” durante el transcurso del drama.

 

Sobre Arkady Efimovich Podgaetsky, V. Daev dice: “El jefe del estudios no era un maestro profesional, sino un técnico de la planta “Elektrosila”. Arkady Podgaetsky fue enviado a ese puesto por parte del Komsomol … Se añade que Olga Bergholz [2] lo recomendó como “un compañero de trabajo absolutamente honesto y desinteresado”. Este “joven algo despistado, pero apuesto, no tenía, como se dice ahora, “malas costumbres”, lo cual es importante para un educador de jóvenes”. 

Por ahora, me limitaré a la opinión de O. Bergholz y del periodista V. Daev, quien conoció a Podgaetsky después de la guerra. Solo les adelanto que Arcady Yefimovich, o Arcadio, como se le llamaba, desempeñó un papel titánico en la vida de los españoles, no solo niños, sino también mayores …

Guerra según la cobertura española de la BBC

Mucha gente se acuerda del contraste, e incluso de la contradicción, entre el estallido de la guerra en Europa y la sensación de que “la vida finalmente está mejorando” en la URSS de 1939-1940 . En la comodidad del internado, o casa de niños españoles, – al que se referirán después como “nuestra casa”– la vida discurría con tranquilidad, con clases habituales y actividades escolares, ensayos de orquesta y las visitas de nuestros “padrinos” -marineros de la flota báltica o tanquistas- viajes al cine y museos, encuentros con jóvenes pioneros soviéticos.

Arkady Podgaetsky le dio a don Mariano Cámara (ya mencioné a este profesor en fragmentos anteriores) una radio en señal de buena cooperación, y solo le pidió que no la pusiera a todo volumen. Los niños a menudo acudían a la habitación del profesor para escuchar las noticias en español.
El 1 de septiembre de 1939, desde Polonia, por la radio solo se escuchaba el chirrido del avance de los tanques.

El mundo ya está familiarizado con las fotografías tomadas aquellos días por los alemanes -para la Historia- con sus famosas cámaras Leica. En ellas, se puede ver a los confundidos guardias polacos tratando de impedir que los alemanes alegremente, y riéndose, pasaran la barrera fronteriza y entraran en Polonia. Los gorros militares de los “konfederatki” polacos parecían impotentes frente al acero de los cascos del ejército hitleriano…

Desde entonces, muchos alzarán sus voces como reacción a los hechos de ese trágico día, el 1 de septiembre de 1939.

En 1967, el poeta Joseph Brodsky (nacido en Leningrado seis meses después de que estallara la guerra) escribió estas líneas conmovedoras:

Se llamaba «primero de septiembre».

El día que los niños iban al colegio

Mientras los alemanes abrían la barrera

Rayada de los polacos.

Los tanques con un zumbido,

Aplastaron a los lanceros

Como una uña el papel de aluminio.

Saca las copas,

Bebamos vodka por los lanceros

Que ocupan el primer lugar en la lista de los muertos,

Como en una lista de alumnos.

Otra vez en el viento

los abedules susurran, la hojarasca cae,

Sobre una gorra del ejército polaco,

sobre el techo de la casa, donde no se oye a los niños.

Y las nubes se arrastran con estruendo,

Más allá de las ventanas vacias. [3]

 

Carmen de los Llanos:

Aquel día, el profesor Mariano Cámara terminó su clase de francés – lo enseñaba fuera de horario, para quienes lo deseaban- y se asomó a la ventana. Tenía en su rostro la misma expresión – seria, ausente – que el día que supimos de la derrota de nuestra República. Dijo: “Un desastre histórico. Universal. VIVERE NON EST NECESSE.

— Don Mariano, ¿recuerda lo que dijo en el barco? También en latín —le recordó Carlos.

— Tienes buena memoria. – NAVEGARE NECESSE EST, VIVERE NON EST NECESSE. Es necesario navegar, no es necesario vivir. Esto fue lo que gritó el comandante romano Pompeyo a los marineros en una tormenta. Luego él se convirtió en el cónsul de las dos provincias de España… [4]

De nuevo alguien decide por nosotros si vivimos o morimos, ¡resulta que el vivir no es muy necesario!

Y los eventos se fueron desencadenando rápidamente…
Lecciones, caminatas y actividades diarias se intercalaban con acaloradas discusiones sobre los eventos en el frente. Estudiábamos el mapa de Europa siguiendo los nombres de las ciudades en que entraba el ejército del Reich. Y los periódicos soviéticos publicaban noticias de los frentes escondidas en la tercera o cuarta página. Intentaban presentarnos el asunto como si los países capitalistas se peleasenn entre ellos. Pero nosotros estábamos más enterados que otros al escuchar la BBC…

Por ejemplo, en mayo de 1940, Churchill, al que acababan de nombrar primer ministro, pronunció un discurso en el Parlamento que nos entusiasmó. Descalificaba a quienes pedían un acuerdo con la Alemania nazi y no oponer resistencia.

Llamó a sus compatriotas a repeler el nazismo, aunque advertía de enormes dificultades. Gran Bretaña había de luchar contra los agresores, pagando “con sangre, sudor y lágrimas” la consiguiente victoria [5].

Llegó el verano de 1940. Resulataba insoportable seguir el avance de las tropas alemanas en Francia…

 

María de los Llanos:

El príncipe Yusúpov, emigrante ruso residente de París, recuerda en su libro de memorias: “Oh, esta eterna y miserable imagen del éxodo generalizado: un tropel asustado de mujeres, niños, ancianos, por sus propios pies quienes aún podían, quienes no en carretillas, con perros, gatos, armarios y colchones. Caras confundidas o locas…

La gente sufría, y también los animales. Dios, cómo aullaban y lloraban los perros y gatos abandonados. Aquí y allá salían volando un loro, un canario. Volaban hacia nosotros, buscando ser acogidos. Así que recogimos unos cuantos y los repartimos para que viviesen entre amigos.

Los parisinos vivían en medio de una pobreza extrema…

¿Entregarán la capital o no? La incertidumbre era dolorosa.

El 14 de junio, los alemanes entraron en París. Vimos cómo atravesaban la puerta de Saint-Cloud, los parisinos, en las calles, llorando. Nosotros también llorábamos. En veinte años, Francia se había convertido en nuestra segunda casa”.

… En el verano de 1940, Anna Akhmatova viajó de Leningrado a Moscú y leyó dos nuevos poemas a Emma Gerstein, sobre el bombardeo de Londres y la caída de París:

 

A LOS LONDINENSES

El tiempo, con su mano impasible,

Dicta el vigésimo cuarto drama de Shakespeare.

Nosotros que participamos

En esta fiesta de la peste,

Mejor leamos Hamlet, César, Lear

Sobre el rio de plomo;

Mejor acompañemos a la joven Julieta

Con cantos y antorchas, hacia su ataúd,

Mejor miremos por las ventanas de Macbeth,

Temblemos con un asesino a sueldo,

Pero este no, este no, este no,

¡Este no lo podemos leer!

1940

 

¡Esa ciudad es tuya, Julián!

Vyacheslav. Ivánov

Cuando una era se entierra,

Un salmo grave no suena.

Una ortiga y un cardo

Decoran su ataúd.

Y sólo los sepultureros

Trabajan sin fin, sin cesar,

En silencio, ay, en silencio,

Oyendo el tiempo pasar.

Y de repente ella reaparece

Como un cadáver en un río de primavera

Pero un hijo no reconoce a su madre,

Y un nieto se da la vuelta en anhelo.

Las cabezas se inclinan más y más.

Como un péndulo, la luna se mueve.

Así ahora es el silencio

Que yace sobre Paris, muerto.

1940 [6]

“Yo estaba aturdida, bajé la cabeza y enterré la cara en mis manos… Parecía asfixiarme por el fuerte viento que se aproximaba, y que dejó un ozono sólido en la habitación”. (Emma Gerstein. AMOR DESPERDICIADO. Capítulo dieciocho.)

 

Carmen de los Llanos:

Guardo un montón de cartas de esos años, mi hermano las trajo de Moscú tras la muerte de mi padre en abril de 1973.

Luga, 1 de Julio de 1940

Querido papá:

… Hace unos días comencé a copiarte las poesías que yo escribí… te envío dos – “A los comisarios” y “A España” – pues la mitad de la tercera – “El regreso a España” – la dejé en Leningrado y quiero mandártela bien copiada…

… Recibe todo el cariño de tu hija Carmen

Leningrado, 10 de septiembre de 1940

Queridísimo papá:

… Carlos y Virgilio se encuentran bien; pero yo a menudo lloro por las noches, y una de mis compañeras de cuarto se lo dijo al director. Me pidió que fuera a verlo y me preguntó qué me pasaba. Yo le dije la verdad, que no estaba enferma y que estaba contenta en el internado, pero que me causaba mucho disgusto el que no nos mandaran a vivir contigo … hasta llegué a sospechar que ya te habías marchado a algún otro lugar…

… Sobre Carlos yo hablé con la dirección y el doctor. Éste dice que ahora Carlos está muy bien y que dará instrucciones que le den más comida para que engorde y se haga más fuerte…

… Sin más, recibe todo el cariño de tu hija que te quiere, Carmen

Leningrado 5 de enero de 1941

Queridísimo papaíto:

… El primero de enero tuvimos una fiesta de carnaval navideña. Algunos chicos nos disfrazamos. Las chicas con mantilla y unos trajes muy bonitos que cosimos nosotras mismas y los chicos de mosqueteros, moros, etc. Yo me puse un vestido hecho por mí. Pero lo más pintoresco de todo fue que celebramos una corrida de toros. Virgilio y otro chico fueron los toreros; llevaban trajes preciosos y torearon con un toro de cartón dentro del cual iban dos chicos. Carlos también salió en la corrida, pero no sé si de banderillero o de picador. Estuvo muy bien representado. Al final Virgilio cortó la oreja al toro y me la tiró. No te puedes imaginar cómo le aplaudieron pues lo hizo con mucha gracia.

Estas vacaciones están siendo muy agradables. Fuimos a ver una ópera de un cuento de Pushkin, dentro de unos días iremos veinte de nuestro grupo al Istmo de Finlandia, a una casa de descanso a pasar todo el día. En fin, lo pasamos muy bien. Carmen

Leningrado 13 de febrero de 1941

Queridísimo papaíto:

… Hoy celebramos una gran fiesta en conmemoración de las elecciones españolas del 16 de febrero, todos los grupos hicieron periódicos sobre España… Carmen

Leningrado 25 de febrero de 1941

Hola, querido papá:

… Te escribo en nombre de los tres, las clases han terminado y tengo tiempo libre. El domingo nuestro internado participo en un juego de maniobras militares, contra una escuela rusa. Fuimos a un sitio determinado donde la nieve nos cubría por la cintura. Teníamos el plano de la zona y cada comandante tenía una carta secreta para abrirla a una hora determinada. Era necesario apoderarse de la bandera “enemiga”.

Según el plan los 15 esquiadores nos teníamos que colar en la retaguardia enemiga y apoderarnos de su bandera. Estuvimos mucho tiempo yendo de un lado a otro en su retaguardia en el bosque. Finalmente, nuestra avanzadilla vio a los rusos. Tenían poca gente vigilando la bandera y no nos esperaban. A una señal de nuestro comandante nos lanzamos los 15 contra ellos y nos apoderamos de la bandera…

Pronto te mandaremos nuestra fotografía, pues el sábado nos vamos a retratar. Dicen que incluso es posible que vengan a hacer una película sobre los niños españoles. [7]

El otro día vino a Leningrado Jesús Hernández con otros camaradas y nos dieron recuerdos de tu parte.

Sin más por hoy recibe un montón de besos y abrazos de tus hijos que mucho te quieren y no te olvidan, Carlos, Carmen y Virgilio

 _______________________

[1] Según el libro: Nechaeva A.M. Rusia y sus hijos. M, 1999.

[2] Olga Fiódorovna Bergholz (16 de mayo de 1910, San Petersburgo – 13 de noviembre de 1975, Leningrado), afamada poetisa soviética, conocida por su trabajo en la radio durante el Sitio de Leningrado, donde fue el símbolo de la fuerza y la determinación de la ciudad.

[3] Traducción – Ksenia Rudenco de los Llanos.

[4] Según Plutarco, estas palabras fueron pronunciadas por el comandante y político romano Pompeyo, quien abordó un barco que transportaba pan a Roma desde Cerdeña, Sicilia y África, y ordenó a los marineros que se prepararan para zarpar, a pesar de una fuerte tormenta.

[5] «Sangre, esfuerzo, lágrimas y sudor» (“Blood, toil, tears and sweat”) es una famosa expresión utilizada en el histórico discurso del primer ministro británico Winston Churchill ante la cámara baja del Parlamento del Reino Unido, el 13 de mayo de 1940.

[6] Traducción – Ksenia Rudenco de los Llanos.

[7] El destacado director de cine Roman Lazarevich Karmen, quien filmó la crónica de la Guerra Civil Española, realizó una película sobre la llegada y vida de los niños de la República en la URSS. Era amigo de Virgilio de los Llanos Manteca desde el otoño de 1936, época de la batalla de Madrid. En la década de 1950 superviso el trabajo final del diploma de Carlos de los Llanos Más en el VGIK (Academia Estatal del cine de la URSS).

Carmen

Memoria de Carmen de los Llanos Mas (1924 – 2020)

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